abraza ya sus hombros.
El viento de la niebla
rompe su rostro
y se escuchan ya sus llantos
que resuenan con horror
¡oh! pobre desvalido,
sólo yagas quedan
abiertas con dolor.
La noche los azota
en las calles, frías, húmedas.
Las riñas lo agotan,
ya lo han desgastado, cansado.
Sueña.
Los autos pasan
mirando hacia la calle
dejando basura en el aire
dejando un olor repugnante,
el sólo pide que en la carretera
el viento se alce.
Y es así como el suelo
lo acoge, lo resguarda
del frió que lo encarna,
del frío, de su alma.
Y ya bailando aturdido
ya perdido de la causa
se asoma y se llena de esperanza
se asoma y sobre la carretera
descansa.
~o~
Angelo Blanco, 06 de Agosto del 2012
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