sábado, 27 de abril de 2013

El último lobo, parte I


Ese día cayeron las nubes,

cayeron, arrastrándose por el suelo

ese día sintió su mirada

de nuevo.


Y no fue hasta que vio su tumba

cuando sintió celo,

celo del silencio que la velaba

y veía como su pálido rostro

cada día se marchitaba.


Vio con cuidado su mejilla

rosando el calor

que ese día

se perdió en el aire

acariciando el suelo y los árboles.


Y su angustia se hizo inmensa;

sabía que su blanco pelaje

no lo cubriría esta vez 

del frío, de éste frío

del frío amargo del paisaje.


Cerró los ojos y gritó,

gritó a los árboles y a las montañas,

gritó a la nieve y en sus pestañas

caía sigilosa

una gota

 de su alma.


~o~

Angelo Blanco, Lunes 22 de abril del 2013.


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